La montaña rusa de las criptomonedas

16 Septiembre 2021
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Criptomonedas, Depositphotos.

Las criptomonedas que no son stablecoins (aquellas vinculadas a la cotización de una divisa fiduciaria) ya han acostumbrado a los inversores a los vertiginosos movimientos de su cotización, hasta tal punto que la palabra criptomoneda puede terminar convirtiéndose en sinónimo de volatilidad en la mente de cualquiera que esté interesado en la economía.

Sin ir más lejos la tendencia alcista que el mercado de las criptomonedas venía siguiendo se ha visto truncada de golpe en tal medida que Cardano ha llegado a corregir su precio cerca de un treinta por ciento en pocos días, y el precio de Bitcoin ha perdido más de 6.000 dólares prácticamente en el mismo periodo de tiempo, lo cual no quita para que lo que se lleva de 2021 las criptomonedas hayan tenido un comportamiento envidiable si se toma en su conjunto.

El mejor año desde el 2017

Aunque monedas como Altcoin o Bitcoin Cash se hallan muy por debajo de sus máximos históricos, la mayoría de las grandes criptomonedas tienen precios muy por encima de los máximos alcanzados a finales del 2017, que fue precisamente el momento en el cual las criptomonedas se dieron a conocer al gran público al ocupar las primeras planas de los medios de comunicación de masas, y es que nada ejemplificaba mejor el camino recorrido por las criptomonedas que la noticia de que el precio de unas pizzas familiares pagado en bitcoins en el año 2010 en el 2017, con el precio de Bitcoin mucho menor que el de ahora, equivalía a cientos de millones de dólares, una fortuna que podría mantener varias generaciones de una familia viviendo a todo tren.

Pero este 2021 es diferente en varios factores, ya que si hace cuatro años la protagonista indiscutible era Bitcoin, en estos momentos el mercado de las criptomonedas es mucho más coral, de hecho menos del cincuenta por ciento de la capitalización de todas las criptomonedas corresponde a Bitcoin, cuando hace no demasiado suponía una mayoría absoluta.

Sin ir más lejos Dogecoin ha supuesto una de las grandes sorpresas del 2021, ya que, a pesar de haber nacido como una broma, el interés de grandes influencers del mundo de la industria tecnológica y el subsiguiente apoyo de la comunidad inversora ha hecho que Dogecoin se convierta en la octava criptomoneda más capitalizada del mundo, con un acumulado de más de 32.500 millones de dólares, lo que convierte a un activo nacido como meme en uno de los más valiosos del mundo y que por supuesto sirve para realizar pagos, exactamente igual que el resto de criptomonedas.

Además, y dada la popularidad que han alcanzado este tipo de activos, invertir en criptomonedas ya no es privativo de sitios como las exchanges ya que también han desembarcado en plataformas de trading y entidades de servicios financieros más clásicas como los bancos ya empiezan a operar también con las mismas, aunque ello no hace que invertir con ellas sea menos arriesgado, ya que la volatilidad es una constante en las criptomonedas se invierta como se invierta y además en el trading las posiciones apalancadas suponen asumir riesgos altos para el trader, aunque también actúe como reclamo.

El futuro de Bitcoin

Pero aunque la importancia relativa de Bitcoin está retrocediendo, es algo innegable que el mercado al completo (con la excepción de las stablecoins) se ve arrastrado arriba y abajo por el comportamiento de Bitcoin, haciendo válido el viejo adagio del siglo XIX que decía “cuando Francia estornuda Europa se resfría”, donde cambiando a Francia por Bitcoin se comprueba que el mercado de las criptomonedas lo sigue a rajatabla, hasta tal punto que todavía ni siquiera ethereum ha logrado desvincular su cotización de la de la primera de las criptomonedas.

Algunas de las predicciones de Bitcoin especulan con que la criptomoneda podría llegar a valer hasta un cuarto de millón de dólares para finales del 2023, aunque si se realiza un pequeño trabajo de arqueología online cualquiera puede darse cuenta de lo difícil que es predecir el precio de las criptomonedas, más si cabe cuando la predicción se va a dos años vista y se tiene en cuenta la aparición de cisnes negros como ha podido ser la aparición del Coronavirus.