[Opinión] Una billetera sin vergüenza

26 Mayo 2016

“Éste no es un gobierno de billetera fácil” dijo el Ministro Burgos ante peticiones de pescadores de Chiloé. Semanas después, TVN tiene capitalización extraordinaria de US 70 millones. ¿Simplemente se vuelve a premiar al ineficiente por sobre los derechos de las personas?

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Por Soledad Teixidó
Presidente Ejecutiva
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Duele, sorprende, da rabia recordar las palabras del Ministro Jorge Burgos cuando hace algunas semanas se refirió a las peticiones de los pescadores de Chiloé afectados por la Marea Roja: “Éste no es un gobierno de billetera fácil y no lo vamos a hacer porque sería irresponsable”, argumentaba entonces al ser consultado respecto a los motivos por los cuáles no se aumentaba el bono para los chilotes afectados.

Las declaraciones de Burgos fueron registradas el 4 de mayo y por supuesto que generaron polémica y controversia, no sólo por la forma sino también por el fondo del mensaje.

Sin embargo, más sorpresa produjo el anuncio de la Presidenta Bachelet realizado sólo medio mes después, dando cuenta de una capitalización extraordinaria a TVN cifrada en 70 millones de dólares, que contempla otros 25 millones para la puesta en marcha de la nueva señal cultural y educativa.

¿Qué pasó en esos 15 días? ¿Cambiaron las prioridades, se amplió la billetera, o es que simplemente se vuelve a premiar al ineficiente por sobre los derechos de las personas?

Porque basta con hacer un cálculo rápido para evidenciar que el aporte para los chilotes no superó los seis millones de dólares, considerando que parte importante de este desastre ambiental viene dado por malas prácticas del mundo privado, validadas o pasadas por alto por la parte regulatoria del Estado. Es decir, por una mala gestión de algunos, que generó –y aún falta por dimensionar las consecuencias- una crisis ambiental y social en el Sur de Chile y en todo el país.

¿Cómo se explica que un canal que tiene bajísimos nivel de ratings, que lleva años arrojando números rojos, en el que los sueldos de sus rostros están por sobre los 20 millones de pesos mensuales, y donde se registran gastos excesivos de diversos tipos, sea más importante (si nos guiamos por las cifras) que un grupo de compatriotas que está perdiendo su fuente laboral y solicitando un trato digno por parte de quienes dirigen su país?

Quienes toman esta decisión y la llevan adelante sin ninguna vergüenza y remordimiento pensarán que los chilenos somos estúpidos. ¿Dónde está la propuesta justificada de este traspaso de dinero? Al parecer no existe y simplemente da cuenta de un estilo de gestión ligado a la improvisación y, en este caso, al check, en el contexto del 21 de mayo cuando había que dar respuesta a la promesa realizada hace un año atrás respecto de la creación de un canal cultural.

Pero cómo justificar que se le siga entregando dinero a un presidente de directorio que no da cuenta hace más dos años, y a un grupo de ejecutivos que han demostrado realizar mala gestión, con pérdidas de más de 25 millones de dólares en 2015… Los mismos 25 millones que ahora les dan como “premio” para que creen un canal cultural, al mismo equipo, a los mismos gestores que no han logrado sacar adelante al canal.

¿Cuál será el plan de negocio para sacar adelante a esta empresa pública, que en realidad no es pública? Porque por si usted no lo sabe cada discurso que la Presidenta da a través de TVN se lo factura a la Moneda, es decir, grabarla tiene un costo y esto lo argumentan diciendo que “porque somos un canal privado, entonces debemos cobrarlo”… Sin embargo, a la hora de recibir dinero no hay problemas con ser la más pública de las empresas, aceptado un salvavidas que no es correspondido ni merecido.

Sería bueno saber quién va a auditar el buen uso de estos recursos, donde está la transparencia de este traspaso de dinero, porque todo suena a impropio y sobre todo, injusto.

No sólo TVN es el “canal de todos los chilenos”, sino que la billetera del Gobierno también lo es, y es justamente en las crisis cuando se observa la capacidad de gestión y priorización, y en este caso basta con mirar la realidad y sacar las evidentes conclusiones para dar cuenta que la ineficiencia no es sólo un problema del canal estatal.

Columna publicada en El Líbero