Carlos Calvo: “Tengo un temor: que nos polaricemos tanto que no logremos escucharnos”

04 Junio 2021
En una franca conversación, el ex académico ULS electo para conformar la convención constituyente fue enfático en recalcar la necesidad de que la sociedad contribuya a simplificar la complejidad del proceso, buscando caminos y acuerdos tendientes al bienestar general.
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Carlos Calvo, Constituyente Región de Coquimbo.

Con el objeto de “disoñar” una sociedad justa, el ex académico y profesor titular del Departamento de Educación de la Universidad de La Serena, Dr. Carlos Calvo, se alista para integrar la Convención Constituyente, luego de resultar electo por amplia mayoría en el distrito 5 de Andacollo, Ovalle, Los Vilos, Canela, Monte Patria, Salamanca, Combarbalá, Coquimbo, Río Hurtado, Illapel, La Higuera, La Serena, Paihuano, Punitaqui y Vicuña.

En una conversación transparente, el ex Director del Doctorado en Educación con mención en Mediación Pedagógica de la ULS y también creador y coordinador nacional e internacional del Programa de Intercambio de Maestros (PRIMA), habló de los nuevos desafíos que enfrentará en esta importante labor, como asimismo, de los temores y expectativas que reviste.

El académico, que llegó a la ULS en 1988, proveniente de la Universidad de Católica de Temuco, ingresó al área de psociología educacional, demostrando que entre esa disciplina y la antropología no hay límites.

Con esa convicción es que hoy sigue enfrentándose a la vida y quiere dejar en claro, en su trabajo por redactar la nueva Constitución, que la educación va de la mano con todas las áreas de la vida, que es un proceso de cambio simultáneo y no en etapas.

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Profesor Calvo, Ud. es reconocido por su espíritu transformador en educación y su impulso por un cambio paradigmático. ¿Enfrentará la participación en la Constituyente, desde ese mismo "sello"?

No puedo tomar este desafío de otra forma que no sea este sello porque justamente ese soy yo. Uno es el pensamiento que tiene; y esa persona soy yo. Por eso mismo fue que, desde el Partido Socialista, me invitaron para ser candidato independiente apoyados por ellos.

Pero quiero aclarar qué significa ser transformador: es el estudio de la investigación. Afortunadamente he vivido en muchos países, en Estados Unidos, en México y Bélgica y tengo esa experiencia transcultural que me permitió conocer cómo vive la gente, se educa, cómo valora la escuela, la universidad; y además, en mi doctorado, me especialicé en educación comparable de los sistemas educativos de diferentes partes del mundo y también en antropología educacional, conociendo cómo es la cultura de estos pueblos de otras partes del mundo, y viendo también el elemento denominado fracaso escolar.

Todo esto me llevó a mí a darme cuenta que la escuela está mal concebida y tenemos hoy en día a los niños sentados frente al computador, a la pizarra, tratando de que repitan lo que los profesores tienen para enseñar. Si estos niños se equivocan, le ponemos una mala calificación… esa mala concepción de escuela es la que debemos transformar.

¿Qué habilidades propias de quiénes ejercen la academia y la docencia serán de utilidad para el proceso pronto a comenzar?

Yo creo que todos los profesores tenemos habilidades para enfrentar cualquier proceso, pero lo que tenemos que hacer nosotros es dejar que los estudiantes aprendan y ¿cómo dejamos que aprendan? En contextos caóticos, jugando, hipotetizando, explorando, experimentando, estando atento a eso podremos ser un aporte. Bajo esa perspectiva debemos ir aportando, darnos cuenta de lo que se necesita. Hoy en día tenemos todo segmentado.

Usted habla fehacientemente de espíritu de transformar, pero ese espíritu no está asentado en nuestra sociedad ¿Cómo transformar a esta sociedad desde su rol?

La sociedad se transforma, aunque no nos guste, estamos en constante cambio, pero somos las personas las que tenemos una actitud frente a la sociedad y pensamos que no cambian y que siempre estamos igual. Es por lo anterior que los padres siguen tratando a los hijos como que no hubieran crecido y no les dan responsabilidades para que asuman las consecuencias de sus propias acciones.

Yo creo firmemente que como sociedad no entendemos qué es un proceso. Los procesos son simultáneos y no secuenciales. Hoy hay responsabilidad social de personas que no asumen porque entre otras cosas, no sabemos sancionar el paso del tiempo, entonces vamos yuxtaponiendo y no vamos integrando. Eso es lo que vamos a tener que hacer en la convención, integrar holísticamente todos los aspectos que constituyen la vida humana y la naturaleza.

¿Cuál será su aporte, como académico, a este proceso constituyente?

Yo he estado trabajando en 2 ideas principales. La primera es que tenemos que crear una nueva constitución y que debe ser breve; el segundo punto es que debe ser una constitución holística de la vida, donde está todo entrelazado con todo, de tal manera que cuando yo hablo de educación se subentienda que también hablo de salud, vivienda, medioambiente y otros temas.

¿Qué expectativas tiene del proceso constituyente y también, qué temores y preocupaciones?

Hay varios sueños y digo “disueños”, tomando una expresión de unos colombianos amigos, donde yo quiero diseñar mis sueños y tengo un rol protagónico de lo que yo quiero hacer; y ¿qué quiero? una sociedad justa en donde el hambre no exista. Hoy en el mundo sobra alimento, pero está pésimamente distribuido y quiero soñar que vamos a cambiar eso… quiero una sociedad gozosa. Pero tengo un temor en esta construcción de mi sueño y es que no seamos capaces de dialogar y que nos polaricemos tanto que no seamos capaces de escucharnos.

Una de las discusiones interesantes sobre el próximo paso dice relación con la forma en que sesionarán.  Si hacerlo desde el centro, las periferias; sesiones presenciales o telemáticas. ¿Cuál es su opinión frente a este tema?

Entiendo que por las razones de pandemia algunas sesiones serán a través de conexión remota, pero a mí me gustaría que fueran físicas presenciales, para poder mirarnos, poder conversar en persona y ojalá en distintas partes de Chile por un tema simbólico.

Usted habla de diseñar soñando la sociedad… ¿cómo “disoña” una nueva educación aplicándolo en este proceso constituyente?

Yo diría que podemos hacerlo permitiéndole a las personas actuar respetando el bien común y ¿cuál es el límite? Cuando empiezo a afectar al otro y para eso tenemos que concordar.

¿Cómo podemos entender este proceso constituyente, desde la lógica de “disoñar”, si hoy es tan diferente?

Como lo mencioné antes, mi mayor aprensión es que no seamos capaces de dialogar y eso se sustenta porque tenemos un esquema mental, un paradigma, que nos hace ver todo separado de todo y cada uno se refugia en sus saberes.

¿Cómo se puede aplicar directamente en educación?

Descolarizando la educación y eso significa sacarle todo lo que tiene de escolar. Permitir que el educando, independiente de la edad que tenga, explore y conozca y se dé cuenta del mundo en donde está. Dejando lo genérico en la nueva Constitución dejamos el camino llano para que se hagan las leyes respecto a eso y para que no siga existiendo el lucro indefinido.

Finalmente, el nuevo constituyente hizo un llamado a la ciudadanía e indicó que “nos tienen que ayudar a no denunciar lo que está malo, eso ya lo sabemos. Lo que yo le pediría a la ciudadanía es que nos ayuden a simplificar la complejidad de la sociedad. Mi sueño es tener una constitución muy breve, que tenga lo medular y holística de la vida, no sólo la vida humana, porque no tiene sentido preservar la vida humana y el resto no”.