Columna de Opinión: Los desajustes en el gobierno de Cristina Fernández

24 Noviembre 2012

La mandataria debiese tener cuidado, ya que los argentinos tienen una cultura cívica marcada en sus venas e históricamente han sido capaz de derrumbar gobiernos y materializar reiterados golpes de estados.

César Medina Lazcano >
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Para nadie es un misterio que Argentina no pasa por uno de sus mejores momentos, en especial tras el paro nacional de este martes 20 de noviembre que potenció la crisis y malestar del pueblo argentino contra la mandataria.

Fernández fue reelecta en octubre del 2011, pero a partir de la fecha experimenta dos frentes de lucha que podrían desestabilizar su gobierno. Como primer punto están los paros nacionales, los cuales tras 11 años vuelven a sonar cacerolazos, siendo uno de los puntos álgidos los 129 días de huelga por parte de trabajadores y patrones del campo, quienes protestaron ante al aumento en las retenciones a las exportaciones de algunos granos.

Fernández se hizo con el 54% de los votos el pasado 2011, sin embargo su popularidad hoy en día sólo bordea el 40%. Esto se debe a que el pueblo argentino está descontento con la corrupción (su vicepresidente Amado Bodou envuelto en negociaciones incompatibles), índices de pobreza, inseguridad social, maquillaje en las cifras de inflación (10.7% oficial cuando realmente sería del 20%) y entredicho con la libertad de prensa.

Argentina no experimenta una gran crisis económica, pero existen grupos de derecha que rechazan su mandato al impulsar justicia ante los responsables de crímenes cometidos durante la dictadura. A esto se suma Hugo Moyano, quien preside la Confederación General de Trabajadores, el cual fue preponderante en el paro de transportistas llevado a cabo en junio de 2012.

El segundo punto álgido es lo que sucede con la Ley de Medios y el Grupo Clarín. Es así que este 7 de diciembre el grupo tendrá que deshacer la mayoría de sus 270 licitaciones, dado que una de las cláusulas indica que las empresas sólo podrán tener como tope 10 licitaciones de radio y TV, a fin de favorecer a los pequeños medios provinciales y no comerciales.

Clarín argumenta que existe persecución de Fernández ante los conflictos mantenidos en el pasado. Además alega que se pone en tela de juicio la libertad de expresión (Kirchner trató de manejar los medios a su conveniencia –premiar a los aliados-), por lo que no acata la venta de licencias próxima a expirar.  

Es así que tras 30 años y variados intentos de grupos de poder por detenerla, el gobierno apuesta por la democratización de los medios. Sin embargo, Fernández debiese tener cuidado, ya que los argentinos tienen una cultura cívica marcada en sus venas e históricamente han sido capaz de derrumbar gobiernos y materializar reiterados golpes de estados.

Expropiación a Repsol de YPF

Continuando la nacionalización de las empresas en manos de privados realizadas por Kirchner, Cristina Fernández determinó expropiar el 51% de Repsol de Yacimientos Petrolíferos Fiscales durante abril del presente año, siendo la empresa más importante de Argentina.  

La idea de Fernández es que YPF vuelva al fisco y así no ocurra un desajuste económico, que llevó a que en el 2011 debiese importar más materia energética que la exportada. La presidenta alega que Repsol no estaba cumpliendo con los estándares de producción deseados y  conservación de reservas. Repsol no acepta tal argumentación, señalando que no existieron complicaciones y cumplió con los criterios de producción. Además acusa que la medida es discriminatoria, debido que existen inversores menores que no fueron expropiados.

La demanda contra Argentina está y es potenciada por la inconsistencia que tendría el gobierno de Fernández en su afán de nacionalizar las producciones, dado que en septiembre firmó un convenio con la norteamericana Chevron para explorar y explotar hidrocarburos no convencionales en Vaca Muerta (Neuquén), esta última una de las mayores fuentes de hidrocarburos en el mundo.

El presidente de Repsol Antonio Brufau está dispuesto al diálogo, pero no comparte que Fernández diera conocer este proyectos a terceros. En fin, recursos necesarios para los argentinos, pero la forma en que se movilizó la mandataria no fue correcta. Repsol debe ser indemnizada o abrir un diálogo de arreglo con ellos, a fin de tener un trato cordial entre ambas partes.