Aborto más allá de las causales: La verdad oculta por miedo

10 Junio 2020

Basta una simple búsqueda en Google con las palabras "Misoprostol (o Misotrol) Coquimbo" para obtener cerca de 10 ofertas de vendedores ilegales. Hablemos las cosas como son, dejémonos de caretas y reflexionemos.

Tanya Cortés Rivera >
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El aborto en Chile fue definido como delito en el Código Penal de 1874, sin embargo, en 1931 se establecieron excepciones con fines terapéuticos en el Código Sanitario. Dicha excepción se mantuvo hasta 1989, cuando la dictadura militar de Augusto Pinochet penalizó nuevamente todo tipo de interrupción voluntaria del embarazo.

Actualmente con la Ley de Aborto en Tres Causales, se despenaliza en casos de violación, inviabilidad fetal y riesgo de vida de la madre, sin embargo, el único estudio nacional que hace un balance de los abortos en Chile, realizado en 1990, estimó que ocurrían aproximadamente 160.000 interrupciones del embarazo anualmente.

Las estimaciones más recientes, aunque con menos corroboración, fluctúan en un rango de 60.000 a 300.000 abortos cada año. En contraste y según las cifras actualizadas del Ministerio de Salud (Minsal), desde el 1 de enero al 30 de septiembre de 2019, 512 mujeres fueron consideradas dentro de las tres causales, de las cuales 418 decidieron interrumpir sus embarazos.

MISOPROSTOL COQUIMBO

Basta una simple búsqueda en Google con las palabras "Misoprostol Coquimbo" o “Misotrol Coquimbo” para obtener cerca de 10 ofertas de vendedores ilegales, que aseguran ser estudiantes o profesionales del área de la salud. Entregan sus datos de contacto, ofrecen confidencialidad, acompañamiento y curiosos cócteles de medicamentos, donde el elemento principal es el misoprostol.

Se trata de un medicamento indicado para el tratamiento de úlceras gástricas que, sin embargo, revolucionó la interrupción del embarazo por su accesibilidad y fácil administración, reduciendo los riesgos que suponía este procedimiento. Lamentablemente y debido a la estricta legislación al respecto, la poca accesibilidad al fármaco permite que muchos de estos vendedores en realidad entreguen pastillas falsas, aprovechando la desesperación de cientos de mujeres.

Un médico ginecólogo, que prefirió mantener su nombre en reserva, consultado al respecto declaró que "antes de que apareciera el misoprostol la tasa de aborto séptico era muy alta, cercana al 30% en todos los servicios de ginecología. Apareció el misotrol y eso disminuyó, ahora debe ser un 5% con suerte. Obviamente hubo un cambio, no porque las mujeres dejaran de abortar, sino porque usaron un método más seguro".

El menú de medicamentos que ofrecen los vendedores ilegales incluye 2 cefadroxilo (antibióticos), 2 tramadol (analgésico opioide) y diversas dosis de misoprostol que determinan el precio del pack.

El menú de medicamentos que ofrecen los vendedores ilegales incluye 2 cefadroxilo (antibióticos), 2 tramadol (analgésico opioide) y diversas dosis de misoprostol que determinan el precio del pack, desde 4 comprimidos por $60.000 hasta 12 con un precio que puede llegar a los $190.000. Algunos añaden mifepristona, medicamento que inhibe la prostaglandina, provocando que, en embarazos de pocas semanas, el embrión pierda los latidos para luego expulsarlo con el misoprostol.

En ese sentido, el médico es enfático al mencionar que "no funciona en embarazos desarrollados, sólo en embarazos pequeños", además de que el medicamento solo se encuentra disponible en recintos médicos autorizados.

Consultada sobre el fundamento médico de recomendar antibióticos y analgésicos, la matrona Camila Arias señala que "me llama la atención que indica el uso del tramadol, que puede potenciar los efectos secundarios que tiene por sí el misoprostol, como disminución de presión arterial, vómitos, diarrea, temblores. El tramadol provoca todos esos efectos y combinado con miso, puede ser muy fuerte e incluso letal". Sobre el uso de antibióticos, señala "que alguien necesite usar antibióticos post aborto simplemente no es real".

En lo anterior coincide el ginecólogo, sobre el uso de antibióticos y este analgésico en particular, indicando que "no tienen ningún fundamento médico. El tramadol es para el manejo del dolor y tampoco tiene mucha cabida salvo que a la paciente efectivamente le duela mucho, pero si ese dolor llega a ser tan extremo, necesariamente tiene que consultar porque hay que evaluar ciertas cosas, el medicamento lo que provoca son contracciones, entonces pueden ser tan intensas que se le puede haber roto el útero".

Además, comenta que ingerir los medicamentos recomendados, en un período no superior a 24 horas es altamente peligroso para la vida de las mujeres. "La predisposición a tener hepatitis medicamentosa no se conoce, entonces perfectamente pueden matar a alguien sobre-exigiendo al cuerpo, por meter tantos medicamentos a la vez", explica.  

Los precios a los que se comercializa el medicamento o el grupo de ellos, dependiendo del vendedor, tiene su fundamento principalmente en las dosis que determinan las vías por las que puede aplicarse.

Las 12 pastillas de misopostrol son ofrecidas al precio más alto, que oscila entre los $140.000 y los $190.000, la razón es que con esta dosis es efectivo el tratamiento sublingual, de modo que, en caso de requerir atención médica, los profesionales del servicio médico no encontrarían rastros del medicamento y por lo mismo no podrían comprobar que el aborto fue provocado, disminuyendo las posibilidades de ser denunciada. También ofrecen el producto con porcentajes de efectividad, la dosis más cara tendría una efectividad de 99% mientras que la más barata, llegaría al 88%.

Según el psicólogo Johny Muñoz, el fenómeno de los precios se debe a que los vendedores "saben que una chica desesperada, con urgencia de terminar su embarazo, optará siempre por la forma más efectiva, entonces sacando todo lo criminal que pueda recaer en ellas, obviamente van a buscar lo que sea más seguro y efectivo, aunque sea más caro".

En la misma línea, la matrona Camila Arias, indica que "ellos venden la efectividad en el sentido del método más seguro en el aspecto de la criminalización", con lo anterior coincide el médico entrevistado, pero es enfático al expresar que "la pastilla es la misma, se puede colocar sublingual, intravaginal o incluso rectal, da lo mismo, no es otra pastilla. Es exactamente la misma".

CRIMINALIZACIÓN Y ESTIGMA SOCIAL

Sobre la criminalización a la que se enfrentan las mujeres frente a la nula responsabilidad penal que enfrentan los vendedores ilegales, el abogado Diego Saavedra, detalla que "en derecho penal solo se pueden sancionar las conductas que ya se encuentran tipificadas y la venta de misopostrol no se encuentra tipificada per se como delito. Es por esto que no hay una penalidad", de este modo lo que prima es el criterio del juez de la causa y la interpretación que le otorgue a la norma penal, pudiendo establecerse un vínculo de causalidad entre la venta del fármaco y el aborto.

La criminalización y el estigma social que rodean al aborto libre impacta de diferentes formas a las mujeres que deciden terminar con sus embarazos voluntariamente. Fernanda de 23 años abortó con misopostrol y para ella la criminalización fue un miedo que se intensificó una vez realizado el procedimiento. “Estuve siempre segura de tomar la decisión, me daba lo mismo lo que fueran a pensar, me dio lo mismo. De hecho, me puse en la peor situación, de tener que llegar a urgencias y me pillaran, me daba lo mismo", afirma.

A pesar de lo anterior, reconoce que "si no hubiera este estigma, creo que lo hubiera tomado más tranquila, con más apoyo, no escondida, callada, o tener que andar escondida en el baño para llorar porque estaba en esa situación y es un problema".

Carolina de 30 años reconoce que ante el maltrato de una doctora que la atendió luego de realizarse un aborto, lo que sintió fue miedo "no pude acudir a mi familia porque tienen una visión muy conservadora al respecto (...) tuve un proceso interno de que estaba segura, me despedí como correspondía y no lo quise atar a que fuera una culpabilidad actualmente. Sé que hice lo correcto porque no era el momento".

En tanto Sofía de 21 años no quiso hacer parte del proceso a sus familiares o amigos por miedo al juicio y el rechazo. "Me iban a juzgar, ya tengo un hijo y a penas me la puedo, me iban a dar el típico discurso y tuve miedo del rechazo, fue todo muy complicado, pero por eso no acudí a nadie", relata.

Camila de 24 años tuvo como apoyo solo a su pareja, hasta que complicaciones del aborto requirieron un procedimiento quirúrgico para terminar con el proceso. Esto desembocó en que su familia se enterara, pero jamás pudo reconocer que había sido un aborto voluntario, disfrazándolo como un aborto espontáneo. "No me atreví a contarle a nadie que yo había tomado la decisión de abortar (...) yo no se lo conté a nadie, solo él lo sabía. No tuve ningún otro tipo de apoyo y de haberlo tenido, hubiera sido todo muy diferente", nos cuenta.

Sobre el miedo, el psicólogo Johny Muñoz señala que "no es un miedo netamente a abortar, es un miedo más que nada a lo que viene después, a las consecuencias en lo social". Respecto al acompañamiento, indica que es crucial, siendo necesario un acompañamiento profesional con un equipo multidisciplinario "un aborto con buen acompañamiento no trae consecuencias en su generalidad, acompañamiento desde lo ginecológico, desde lo psicológico, desde lo médico, etcétera".

“NO ES UN CAPRICHO”

Con respecto a lo descrito, Claudia Pilar, feminista, es enfática en declarar que “este es un tema de salud pública, legalizar el aborto no es un capricho, tampoco un método anticonceptivo. Las mujeres en su desesperación por encontrar pastillas para abortar llegan a métodos que exponen gravemente su salud y sus vidas”.

La agrupación feminista "Con las amigas y en la casa", fue contactada para la realización de este reportaje, pero declinaron referirse al tema, sin embargo, algunas de las indicaciones que entregan en conversatorios y en sus plataformas de difusión fueron utilizadas para consultar a los profesionales y a las mujeres que prestaron testimonio, dado que algunas de ellas guiaron su proceso con ayuda de esta organización.

Uno de los postulados de la agrupación es que los abortos pueden llevarse a cabo sin supervisión paternalista de los médicos. En este sentido, el ginecólogo señala que "deberíamos manejarlo nosotros, no personas externas al área de la salud. Para llegar a manejar este tipo de cosas, son años; entonces el manejo no será el mismo de una persona que preguntó algo o leyó en algún lado".

En relación al instructivo de aborto con pastillas que se encuentra disponible en las plataformas de difusión de la organización, el médico fue consultado por su opinión profesional tras compararlo con uno ofrecido por un vendedor de misopostrol, siendo tajante al indicar que "los 2 ejemplos son bastantes extremos, están casi recomendando una sobredosis a las personas y la mifepristona no funciona sobre 12 semanas, entonces no, hay cosas que requieren manejo y depende netamente de las semanas de gestación. Las dosis son extremas, dentro de lo que implica la ley, lo máximo que ocupamos son 8 comprimidos, nada más. Están ambos malos".

L@S INVITO A REFLEXIONAR

Es angustiante cómo la ilegalidad deja a la deriva a cientos o miles de mujeres que siguen necesitando un aborto en Chile, instructivos poco fiables que pueden causar incluso la muerte, juicios sociales y morales, dificultad para conseguir el fármaco que con el contexto actual de pandemia ha empeorado.

Según Claudia Pilar, feminista, “en una crisis sanitaria, que agudiza e incrementa el colapso de los sistemas sanitarios, no es posible exponer a la población femenina a morir por el simple hecho de querer planificar su vida familiar y ejercer su legítimo derecho sobre sus cuerpos”.

En este sentido, insto a nuestros lectores a pensar, a ser empáticos por un momento, despojándose de sus creencias, de sus dogmas morales: hay una mujer, desesperada porque, no importan las circunstancias, está embarazada y no puede o no quiere tener un hijo o hija. Los invito a estar por un momento en esa piel y sentir la angustia, la desesperación, a sentir el miedo a ser denunciada, el miedo a contraer una infección grave, el miedo a morir.

Es necesario entender que el aborto ocurre a diario en nuestro país y las tres causales son innegablemente un avance, pero de ninguna manera constituyen una medida suficiente.

"Como sociedad debemos entender que es una decisión válida y debe ser respetada como tal".

El aborto se practica a diario en Chile y seguirá del mismo modo, en el contexto actual es aún más urgente dejar de entenderlo como un problema religioso o moral y comenzar a entender que se trata de un problema de salud pública: cientos de mujeres enferman, son juzgadas, encarceladas o incluso mueren por practicar abortos clandestinos, por ejercer su derecho sobre sus cuerpos.

Como sociedad debemos entender que es una decisión válida y debe ser respetada como tal, solo así es posible aliviar la carga con la que viven miles de mujeres que aún no se atreven a hablar por el miedo, solo así es posible detener el comercio ilegal que solo abusa de la necesidad y la desesperación, sólo así podremos salvar, realmente, vidas.