Agua nacional en “bancarrota”

04 Octubre 2012

En Chile el aprovechamiento del agua servida descontaminada y la potabilización de la salada son dos formas efectivas de agregar recursos hídricos nuevos en Chile

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La Organización de Naciones Unidas publicó una investigación en la que sentencia que en 2050 el planeta enfrentará una verdadera "bancarrota de agua", debido a problemas derivados de la actividad económica, la urbanización de las principales cuencas fluviales y el calentamiento de las aguas de los océanos. 

Preparado por el Instituto del Agua, Medio Ambiente y Salud de la Universidad de las Naciones Unidas, el documento atribuye esta situación principalmente al calentamiento global, específicamente al alza de la temperatura de los océanos, que reduce, por ejemplo, el hielo en los polos y afecta la vida en el mar. 

Nuestro país no está ajeno a este fenómeno global interconectado y que no reconoce fronteras ni banderas. Como es sabido, llevamos tres años con déficit de precipitaciones de agua lluvia y nieve, con embalses semivacíos y poca nieve en la cordillera. 

Ya nadie discute que la escasez hídrica en una amplia zona del territorio llegó para quedarse. Es la realidad de este siglo y lo que hagamos o proyectemos hoy va a impactar en la seguridad hídrica de las futuras generaciones. 

El país en su conjunto debe consensuar y trazar una hoja de ruta, una política pública, sobre cómo vamos a hacer frente a la escasez del recurso agua. Las medidas deben involucrar una alianza entre todos los sectores, productivos y no productivos, al Estado y también a la ciudadanía. 

Desde hace dos años, las empresas sanitarias han venido realizando inversiones para asegurar con obras concretas el abastecimiento de la población, optimizando sus procesos y gestionando de manera más eficiente sus redes. 

Pero, a su vez, fruto del desarrollo y evolución del sector sanitario en la última década -que en total usan el 5% del agua dulce disponible en el país para abastecer a todas las ciudades-, las empresas están en condiciones de incorporar recursos hídricos extra al ciclo del agua mediante dos modalidades: el agua servida descontaminada y la transformación en agua dulce del recurso captado desde el mar. 

En el caso del tratamiento de las aguas servidas recolectadas en las redes de alcantarillado, las empresas han construido 268 sistemas de tratamiento que producen tanta agua como el caudal que en un año normal corresponde al río Aconcagua (30 metros cúbicos por segundo). 

Esta agua cumple con las normas de calidad exigidas por la autoridad sanitaria y también es posible repotabilizarla para el consumo humano, tal como ocurre en países desarrollados. También puede ser trasladada para ser infiltrada en napas subterráneas en que escasee el recurso, con beneficios enormes para los ecosistemas y las actividades humanas.

La desalinización, a su turno, es un método probado en el mundo y en el país. El 60 por ciento del agua que consumen los antofagastinos proviene del mar y la meta es llegar al 100 por ciento en los próximos años. En tanto que para el abastecimiento seguro las ciudades de la pujante región de Atacama, la autoridad ha indicado que la solución definitiva también es la desalinización de las aguas del Pacífico.

En tiempos en que a nivel mundial se habla de la “bancarrota” del agua, en Chile el aprovechamiento del agua servida descontaminada y la potabilización de la salada son dos formas efectivas de agregar recursos hídricos nuevos que han venido implementando las empresas sanitarias, disponibles para el avance y desarrollo económico del país y de sus comunidades.