Consideraciones en la alimentación de niños con Trastornos del Espectro Autista (TEA)

09 Agosto 2018

La reacción de los sentidos a los estímulos del entorno suele ser atípica, mostrando hipersensibilidad (mucha sensibilidad) o hiposensibilidad (poca sensibilidad) a muchos de ellos. Esta alteración de los sentidos tiene una especial importancia en los problemas alimenticios.

Corresponsales ... >
authenticated user

Los Trastornos del Espectro del Autista (TEA) son un conjunto de alteraciones del sistema nervioso central cuyo inicio se da en la infancia. Los niños que lo padecen desarrollan un incorrecto funcionamiento neuronal que provoca una falta de habilidades en la interacción social, la comunicación, y patrones de comportamiento e intereses restringidos, repetitivos y estereotipados. Se desconoce su causa específica, pero puede contener componentes genéticos o factores ambientales (infecciones, complicaciones en embarazo, etc.) que afectan el desarrollo del cerebro.

La reacción de los sentidos a los estímulos del entorno suele ser atípica, mostrando hipersensibilidad (mucha sensibilidad) o hiposensibilidad (poca sensibilidad) a muchos de ellos. Esta alteración de los sentidos tiene una especial importancia en los problemas alimenticios, ya que ciertos sabores, olores, temperaturas, colores o texturas en los alimentos son percibidos por ellos de manera diferente, resultándoles desagradables y provocando el rechazo de muchas comidas. Los problemas de alimentación que puedan existir en los niños con TEA, pueden generar déficit de nutrientes fundamentales para la etapa de crecimiento de los niños, que puede traer consigo consecuencias graves en su desarrollo.

Alteraciones sensoriales:

  • Auditivas: los ruidos intensos, agudos o continuos pueden provocar sensaciones molestas. En la alimentación estos ruidos pueden ser los provocados por los alimentos “crackers”, los chiclosos provocando el rechazo de algunos alimentos.

  • Tacto: la percepción de las texturas de los alimentos granulosos, astringentes, fibrosos, geles, etc. puede provocarles un rechazo a la comida, ya sea dentro de la boca o al tacto.

  • Sabores: algunas comidas pueden resultar muy desagradables, haciendo que la persona adquiera la costumbre de limitar su alimentación a un número reducido de alimentos.

  • Visual: la forma de presentación y el color de los alimentos, pueden ser causa de rechazo o aceptación de estos. Los más aceptados son los de colores rojos, amarillos, naranjas, y tienen poca aceptación los verdes y de colores oscuros.

  • Olfativa: los niños pueden notar olores de la comida que para otras personas nos resultarían imperceptibles, siendo más sensibles a la atracción o rechazo de los alimentos; por otro lado, comidas y sustancias que tienen para otros un olor muy desagradable, pueden generarles interés por ellos.

Hiperselectividad: Asociada a la diversidad de alimentos que come el niño. La comprensión visual que tienen de los alimentos por su forma, color, apariencia, hace que muchos alimentos sean rechazados; acompañado de la invariabilidad a los cambios y la restricción de sus intereses.

Posibles alteraciones gastrointestinales: No existe relación entre el autismo y problemas gastrointestinales, a pesar de esto se destaca que muchos niños con autismo presentan problemas como estreñimiento, debido a la restricción alimentaria, mala masticación, medicación, entre otros, pero no por la condición de tener autismo.

Los principales problemas de alimentación están relacionados tanto con la ingesta de determinados alimentos, como de la conducta y comportamiento del niño.

  • Alteraciones del ritmo de la comida: niños sin sensación de saciedad, que comen muy deprisa y entre horas. En ellos el proceso de masticación no se hace correctamente, lo que puede originar exceso de gases, dolor abdominal, etc. además del riesgo de sobrepeso, o bien niños que comen muy lento y sin ganas. Para esto, se propone establecer horarios de comida evitando que coma entre horas y no poner más comida de la necesaria en el plato.

  • Negativa a comer sólidos:  El paso de alimentos triturados (papillas o purés) a sólidos o semi-sólidos puede resultar más lento y complicado. El cambio a la masticación y nuevas texturas, conlleva un aumento de la musculatura de la boca y cara, y un manejo correcto de la mandíbula y la dentición que conviene ejercitar para aumentar la ingesta de más alimentos y evitar problemas como el estreñimiento.

  • Variedad de alimentos extremadamente limitada: La tolerancia de alimentos con una textura, olor, sonido en la masticación, consistencia específica, etc. pueden hacer que los alimentos aceptados sean muy reducidos. Esto puede ocasionar un problema de nutrición del niño, ya sea por falta de nutrientes, como por un consumo excesivo de alimentos con alto aporte calórico.

  • Marcados rituales: Estos rituales pueden crearse en cuanto a la secuencia de comida (por ej. el niño tiene que beber de un vaso, luego decir una frase y al mismo tiempo meter la cuchara en la papilla); en cuanto a la postura (por ej. el niño tiene que estar sentado sobre sus rodillas en la misma silla); los utensilios, comida o bebida debe presentarse siempre en la misma vajilla; las personas, sólo acepta comer con una determinada persona; los espacios (niños que no comen en otras casas). La ruptura de estos rituales puede desembocar en un completo descontrol para el niño.

  • Problemas conductuales: Niños que comen todo tipo de alimentos en diferentes formatos, pero que presentan problemas de comportamiento no directamente relacionados con los alimentos. Es frecuente, encontrarnos niños que presentan dificultades para permanecer sentados, niños que tienden a tocar los alimentos con las manos y no utilizar los cubiertos o que llaman la atención derramando líquido, lanzando comida, entre otros.

  • Conducta de pica: Niños que ingieran todo tipo de sustancias, por ejemplo, niños que  beben colonia o comen papel, plastilina, tierra, plantas, etc.

Finalmente debemos considerar todas las implicancias alimentarias que presentan algunos niños con TEA, que pueden desencadenar en alguna alteración nutricional, ya sea por déficit de nutrientes o por malnutrición por exceso, para lograr entender y adaptar su alimentación de acuerdo a sus necesidades.

Stephanya Castillo Adaros
Interna de Nutrición y Dietética
Universidad Católica del Norte
[email protected]

____________________________________________________________

Para más información: