Contra toda autoridad… menos mi mamá

06 Marzo 2020

"Tras la caída de este modelo de autoridad impuesta, de cultura arcaica y jerarquía incuestionable, el primer gran triunfador es el feminismo".

Gwen Saffie >
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La crisis social se veía venir en Chile hace ya muchos años: comenzó con la debilitación progresiva e irreversible de personajes e instituciones que otrora parecían intocables. El cuestionamiento de las autoridades morales, políticas, sociales y culturales se ha debido precisamente al mal uso de su poder y deficiente gestión, que ha causado graves consecuencias para todos los chilenos. 

Nos sentimos defraudados, desencantados y, por lo tanto, con todo el derecho de reevaluar a quienes seguimos y en quienes confiamos. Hoy nos enfrentamos como personas y como sociedad a la oportunidad única de elegir a nuestros líderes y empoderarlos lo suficiente como para representarnos, pero sin otorgarles una autoridad plenipotenciaria, digna de fe y adoración ciega. 

Es así como no es extraño que estemos viviendo una revolución sin liderazgos: las figuras que surgen son anónimas, despojadas de la autoridad y relevancia heredada de antaño.

Tras la caída de este modelo de autoridad impuesta, de cultura arcaica y jerarquía incuestionable, el primer gran triunfador es el feminismo. Su lucha decidida y de frente ha generado el primer gran cambio a nivel social: las mujeres ya rompimos el ciclo, entendimos que terminar con la opresión del patriarcado comienza por nosotras mismas, por la forma en que educamos a nuestro hijos y cómo nos relacionamos con nuestros pares en el trabajo y con nuestras parejas. 

No todas han hecho el cambio, y no podemos pretender que así sea de un día para otro: es difícil transformar las mentalidades de los grupos más arraigados en los privilegios y roles asignados a cada género. Es cómodo, es simple, es práctico.

Somos nosotras las llamadas a estar a la altura de esta evolución y liderar el necesario cambio, enfrentando como sociedad la violencia en contra de las mujeres, el acoso en sus diversas formas, el abuso y la vulnerabilidad.

El título de esta columna es una frase que se ha repetido en diversos muros de Chile y que a primera vista suena graciosa, pero que conlleva una gran verdad: es precisamente el rol de madre el que nos permite cambiar al mundo, educando a nuestras hijas, y muy especialmente a nuestros hijos, en el amor, igualdad de derechos y respeto por la diversidad. 

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Gwen Saffie

 

Directora de Grupo Saffie. Periodista y emprendedora, especializada en comunicaciones estratégicas.

Mamá de tres “angelitos”.

Melómana, viajera apasionada, aprendiz de cocinera. Sobreviviente.