La importancia de la Actividad física en la población

Uno de los principales desafíos de la sociedad actual es incorporar a su ritmo de vida habitual la actividad física. Entre la familia, el trabajo y muchas veces, el perfeccionamiento profesional, es difícil destinar tiempo para salir a correr o hacer dentro del hogar algún tipo de actividad.

Sin embargo, este estilo no solo es un hábito de los adultos, sino que también se ve reflejado en la población de menor edad.

Los niños crecen con la idea de que la actividad física se limita a la que se realiza en los colegios (donde se ha visto en varias oportunidades reducidas la cantidad de horas para su ejecución) y que son solo los deportistas de elite quienes ejercitan de manera constante. En muchos casos, sobre todo en los adolescentes, comienzan a reducir  la frecuencia de la actividad asociada a pérdida del hábito, desgano en correr o simple falta de interés.

Es por esto que es fundamental recalcar los beneficios que tiene la práctica de un deporte o de una actividad física constante, y no solo a nivel físico, sino a nivel emocional y psicológico.

Ejercitarse libera endorfinas, también llamadas hormonas de la felicidad, las que provocan un aumento de la sensación de plenitud y estimulan el buen ánimo. Además, existe una liberación de estrés, lo que claramente se verá reflejado en el estado de salud mental de la persona.

Por otro lado, son innumerables los beneficios que trae la práctica de actividad física en una persona. Cabe destacar que como actividad física se considera mínimo una caminata a paso rápido (donde exista un aumento de la frecuencia cardiaca o sienta que “se acelera el corazón” y un incremento de la frecuencia respiratoria “respirando más rápido”) de al menos 30 minutos diarios.  Esto ayudará a mejorar la salud muscular, generando músculos más fuertes, la salud de nuestros huesos (volviéndolos más fuertes y resistentes) y mejorando la capacidad física y la resistencia.

En este contexto y con todo este listado de beneficios, es mejor no esperar más tiempo, y planificar desde ahora un momento para el ejercicio: comience con un día familiar donde se esté al aire libre y se pueda ejercitar, y vaya de a poco incorporando la actividad física a su estilo de vida. Su cuerpo y mente se lo agradecerán.

Christina Godoy Fredes
Interna de Nutrición y dietética
Universidad Católica del Norte