La mayor barrera para el avance en la autonomía económica de las mujeres se encuentra en la división del trabajo por sexo

06 Julio 2012

La tasa de actividad de las mujeres ha crecido, especialmente en sectores de servicios, pero es preciso recordar que la ocupación que concentra la mayor cantidad de mujeres es el trabajo doméstico

Observatorio Gé... >
authenticated user Corresponsal

Por Irma Arriagada, consultora internacional y socióloga del Centro de Estudios de la Mujer, CEM.

¿Cuál es su diagnóstico de la realidad laboral de los trabajadores chilenos en general, y de las mujeres, en particular?

La realidad de los trabajadores chilenos continúa siendo precaria. A pesar de la generación de empleos, es preciso indagar de qué tipos de empleos se trata, si de trabajos informales o formales, incluso, si se trata de trabajos formales, hay que conocer las remuneraciones percibidas. Esto es muy importante, puesto que, entre el total de trabajadores, el 18% de los trabajadores “formales” recibe un ingreso igual o inferior al mínimo, y el 60,8% de los trabajadores gana menos de $250 mil pesos. Entre los hombres, el 56% recibe menos de 250 mil y entre las mujeres el 74%, es decir, están en el borde de la línea de pobreza. Sólo el 5,2% de los hombres y el 1,9% de las mujeres reciben un ingreso superior a los 851 mil pesos[1](Datos de la ENETS 2011). Si a eso le agregamos los niveles de endeudamiento existente, la situación de los trabajadores no ha mejorado al mismo nivel que crece el país.

La tasa de actividad de las mujeres ha crecido, especialmente en sectores de servicios, pero es preciso recordar que la ocupación que concentra la mayor cantidad de mujeres es el trabajo doméstico, que es habitualmente mal remunerado y con largas jornadas. La ampliación del empleo se ha producido en el segmento de menores salarios del sector formal.

¿Considera que ha habido avances en cuanto a la autonomía económica de las mujeres? ¿Cuáles son las barreras para lograr un mayor avance?

Los avances en la autonomía de las mujeres se relacionan con el aumento en su participación en el trabajo remunerado. Sin embargo, persisten los tres problemas centrales que afectan el empleo femenino: de acceso, ya que las tasas de desempleo son sistemáticamente más altas para las mujeres; la segregación horizontal: las mujeres se concentran en pocas ocupaciones “feminizadas”, y la segregación vertical, donde las mujeres no ascienden a puestos directivos (por ejemplo las mujeres ocupan sólo el 1% de los cargos en directorios en las empresas listadas en bolsa IPSA e IGPA) y finalmente, la persistente discriminación salarial.

La mayor barrera para el avance en la autonomía económica de las mujeres se encuentra en la división del trabajo por sexo, que asigna el trabajo de cuidado y doméstico de los hogares -casi en forma exclusiva- a las mujeres, lo que limita e impide en algunos casos su participación remunerada y en otros casos, alarga la jornada de trabajo al sumar el trabajo remunerado y no remunerado.

¿Cómo se explica la persistente brecha entre los ingresos laborales de mujeres y hombres?

El principal factor tiene relación con la división por sexo del trabajo remunerado y no remunerado, ya mencionado. En muchos casos las mujeres trabajan por menos horas, o de manera informal, y por tanto reciben menos ingresos, debido a sus obligaciones familiares y domésticas. Subsiste el prejuicio entre los empleadores que el trabajo femenino es caro (por las prestaciones de maternidad) y que es secundario, que no corresponde al ingreso principal del hogar, en circunstancias que el aporte económico de las mujeres es el principal en muchos hogares: en 2009 el 28% de los hogares el aporte económico de las mujeres es el principal. Además existen muchos hogares de jefatura femenina (34,7%) donde las jefas deben equilibrar muy difícilmente sus obligaciones domésticas con las laborales. Por otra parte, la sociedad en su conjunto asigna el trabajo doméstico y de cuidado como tarea femenina y no se ha avanzado en una distribución más equitativa entre géneros.

¿Considera que hay avances en la corresponsabilidad de las tareas reproductivas?

Hasta el momento no se observan grandes avances en la corresponsabilidad de las tareas reproductivas. Las empresas no han incorporado programas que articulen responsabilidades familiares y laborales de hombres y mujeres. Hay un enorme déficit de centros de atención para adultos mayores, la cobertura de la atención preescolar, en especial entre 0 y 4 años es muy baja. La información de algunos estudios de casos indica que no se ha producido un cambio en la distribución de tareas al interior del hogar y aunque ha aumentado la participación en el trabajo remunerado de las mujeres, no ha habido un aumento en la participación masculina en el trabajo no remunerado en el hogar. La ausencia de Encuestas de Uso del Tiempo continuas impide hacer un diagnóstico adecuado de los cambios.

¿Qué medidas considera urgentes para mejorar las condiciones de trabajo de las mujeres?

En primer lugar la fijación de un salario mínimo que permita la efectiva subsistencia de trabajadores y trabajadoras; la vigilancia en el cumplimiento de las obligaciones de parte de empleadores; la ampliación de la cobertura de servicios de cuidado preescolar y para adultos mayores; campañas de sensibilización que tiendan a que el trabajo doméstico y de cuidado sea compartido; ampliar las oportunidades laborales de mujeres en ocupaciones de calidad; desarrollar programas de conciliación de familia y trabajo por parte de las empresas que velen por el bienestar de trabajadores y trabajadoras. Para ello sería importante que la jornada laboral se acortara de manera que hombres y mujeres puedan destinar más tiempo a las tareas domésticas y de cuidado, al propio recreo y a la participación en la vida cultural, social y política.

Todo ello demanda que las tareas reproductivas, que actualmente se desarrollan en el ámbito privado, familiar y por mujeres, sean visibles como un trabajo central para la sociedad, que se amplíe la oferta pública de servicios, que se les asigne valor y que se las remunere y valore como corresponde.

 



[1]Entre los hombres, 15% percibe menos de 136 mil, 20,9% entre 137 mil y 180 mil, y 20,1% percibe entre 180 mil y 250 mil pesos. La situación de las mujeres es aún peor: 32,6% percibe menos de 136 mil, 24,2% entre 137 mi y 180 mil, 17,2% entre 181 mil y 250 mil pesos (ver La Tercera Negocios, 26 de septiembre 2011).