La realidad de las casas de reposo en Chile

20 Octubre 2015

Ante el creciente aumento de la población adulta mayor, especialista señala que la oferta de instituciones especializadas en el cuidado de ancianos es cara y no ofrece elementos que dignifiquen al ser humano en su etapa final.

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Según los últimos reportes del Índice Global de Envejecimiento de la ONG Help Age, la población de adultos mayores, es decir, de más de 60 años, se duplicará de acá al 2050, alcanzando unos 2 mil millones de personas.

Las cifras muestran, además, que América Latina es una de las zonas del mundo de más rápido envejecimiento. Chile no está ajeno y, por lo mismo, es importante poner atención a múltiples variables como los servicios de salud, sistema de pensiones, seguridad y empleo, así como a la atención integral de los mayores, lo que incluye la red de asistencia en hogares de reposo para la tercera edad.

Frente a este escenario, Sandra Pérez, especialista en gerontología y docente de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Pacífico, se refiere al cuidado de una población anciana cada vez más creciente y particularmente a la realidad de las casas de reposo de nuestro país, que cargan con una imagen de soledad y de un terrible final para los adultos mayores.

“En Chile aún seguimos pensando que son los hijos los que deben cuidar de los padres. Un estudio de Adimark y la UC reveló que el 68% de los chilenos piensa que es obligación de los hijos cuidar a los padres cuando no puedan hacerlo por sí mismos. En países desarrollados esto ha cambiado y hoy es muy normal que los ancianos pasen sus últimos años en casas de reposo”, comenta Pérez. 

El ingreso de la mujer al mundo laboral también ha influido en cómo se analiza la problemática de los adultos mayores en Chile. “En la antigüedad era común para las hijas dueñas de casa hacerse cargo de sus padres ancianos hasta su muerte. Hoy en día esa hijas están desarrollando actividades productivas fuera del hogar y sus ingresos son parte importante del presupuesto familiar; esto impide que se hagan cargo de sus ancianos y hace que deban recurrir a instituciones”, dice la docente de la U. del Pacífico.

De acuerdo a indicadores del Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA) sobre la realidad de las casas de reposo en el país, la especialista indica que los Establecimientos de Larga Estadía para Adultos Mayores (ELEAM) atienden a una población autovalente que alcanza a cerca de un tercio de los residentes, mientras que aproximadamente un 18% son adultos mayores postrados. Según el catastro publicado por SENAMA, en el 2012 existían 663 ELEAM en todo el país y sólo en la Región Metropolitana existen 429 de estos establecimientos autorizados.

“Sin embargo, los antecedentes hablan de espacios que en su mayoría fueron dependencias adaptadas para este tipo de atención, con habitaciones compartidas y sin baño, y que acogen a una población que excede el límite por metro cuadrado”, señala la docente de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Pacífico.

Se agrega a lo anterior el tema de los costos, algunos de los cuales alcanzan cifras no menores. “Por ejemplo, de acuerdo al Catastro de Establecimientos de Larga Estadía para Adultos Mayores 2013 del SENAMA, en la oferta existen 87 hogares cuyos aranceles fluctúan entre $50.000 y $150.000 mensuales; 131 hogares entre $200.000 y $300.000 y 223 hogares cuyos aranceles son superiores a los $ 400.000”, detalla Pérez.

A pesar de que las casas de reposo son una real alternativa para los adultos mayores en sus últimos años, la experta hace hincapié en los problemas que esto puede ocasionar. “Chile aún no ha evolucionado en este aspecto. La oferta de instituciones especializadas en el cuidado del adulto mayor es cara y no ofrece elementos que dignifiquen al ser humano en su etapa final”, advierte Sandra Pérez, docente de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Pacífico.