Mi cuaderno de bitácora de divorcios - Introducción

¿Recuerda usted aquellos tiempos en que los tribunales de familia estaban absolutamente colapsados? Si pues, demoraban meses en darle una audiencia y el proceso completo podía demorarse hasta un año y medio. Bueno, eso se superó. Quedó como un mal recuerdo, una pesadilla que nunca debió ocurrir, pero sin embargo yo diría que era previsible, por nuestra idiosincrasia. Así somos los chilenos. Nunca faltan los que no tienen idea de planificación, menos de cálculos, pero sí tienen buenos "pitutos". Se les contrata para realizar labores que poco y nada conocen. Terminan improvisando y para colmo, le echan la culpa a una "demanda contenida". Francamente, patético.

Hoy, es otra realidad la que se vive. A Dios gracias ya no están los que generaron la crisis más monstruosa de la historia de la justicia de familia. Y pese a que las cifras de quiebres matrimoniales y demandas de familia se dispararon en el último semestre, insólitamente, el divorcio exprés se convirtió en súper exprés. En diciembre divorciamos a un separado en apenas 22 días. Eso demoró todo el proceso del divorcio de Mutuo Acuerdo, desde que el interesado se inscribió hasta que la Jueza lo declaró divorciado. Este verdadero récord nacional nos parecía imposible de superar. Seis meses después, otro se divorcia en 21 días. Y los divorcios confrontacionales, que antes demoraban seis meses a un año, hoy se resuelven muchísimo más rápido. El divorcio unilateral se tramita en dos meses y medio.

Lo verdaderamente destacable: esta inigualable celeridad es sin sacrificar ni una gota de sensibilidad ante el dolor. Para graficar aquello, permítanme comentarles que el otro día fuimos testigos como una conocida Jueza se tomó casi media hora para consolar una separada, aún enamorada de su marido, en pleno proceso de un divorcio inevitable. ¿Qué quiere que les diga? Es lo que verdaderamente uno espera en estos procesos tan delicados. Eficiencia, rapidez y a la vez, sentido de empatía. Gracias señora Magistrada, también nosotros teníamos un nudo en la garganta y sus palabras y los minutos que demoró en llevar serenidad a un corazón roto, se valora, y mucho. A veces estos quiebres matrimoniales son mucho más angustiosos y tristes de lo que la mayoría se imagina, por tanto la delicadeza con que uno los gestiona en lo judicial puede significar mucho a quien sufre el dolor de experimentar en menos de 30 minutos, el término del amor compartido, de todo un proyecto de vida, de muchas ilusiones y esperanzas de una vida en común que lamentablemente no prosperó.

En nombre de muchos miles de separados que están resolviendo sus delicados problemas, felicitaciones a todos los funcionarios del Poder Judicial y muy especialmente a las magistrados, por la excelente labor que están desarrollando.

Ojalá todas las entidades estatales funcionaran igual.