Neotenia, nuestro verdadero niño interior

16 Febrero 2021

Neotenia es un término que fue acuñado a finales del siglo XIX por el zoólogo alemán Julius Kollmann.

José Cuitiño >
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Cada vez que veo a mi gato, pienso que sus poderosos dientes y sus garras tremendamente afiladas lo convierten en una perfecta y peligrosa máquina depredadora y sin embargo, ahí está jugando panza arriba en la alfombra. Hay algo que lo aleja del majestuoso respeto que me puede inspirar un lince por ejemplo y es que aún con todo ese potencial de cazador, mi gato es extremadamente "lindo".

Esta "lindura" propia de los animales domésticos, es también fuente de atracción para nosotros en otras variadas formas, adoramos a los personajes de animación, robots y juguetes de rostro dulce siendo esto  especialmente válido si el personaje en sí tiene rasgos juveniles, incluso hemos adoptado extranjerismos como "kawaii" para referirnos a estas particulares características, y es que hemos evolucionado para responder a la ternura porque nuestros bebés son  indefensos y era una ventaja ser protector con ellos, entonces, cuando nosotros los humanos pensamos que otros animales son “lindos”, estamos siendo hasta cierto punto “engañados” gracias a una característica desarrollada por nuestras mascotas llamada neotenia.

¿QUÉ ES? 

Neotenia es un término que fue acuñado a finales del siglo XIX por el zoólogo alemán Julius Kollmann para describir el proceso biológico de retención de los rasgos juveniles hasta la edad adulta y puede verse en muchos tipos de especies ,desde insectos hasta anfibios, sin embargo, este rasgo parece estar especialmente exacerbado en mamíferos domésticos, la razón de la agudización de esta característica en este tipo de animales  encuentra respuesta en los experimentos del científico ruso Dmitriy Belyaev quien demostró que era posible  domesticar zorros solo seleccionando para la cruza  a aquellos que tenían caracteres más dóciles, después de 40 generaciones obtuvo zorros domesticados (solo por selección sin ningún tipo de técnica de adiestramiento) que como efecto secundario cambiaron su morfología: hocicos más cortos, frentes más amplias y orejas caídas.

Todos estos rasgos más parecidos a los de un cachorro que un adulto, además, sus comportamientos eran más juguetones y semejantes a los de los cachorros, en otras palabras, la domesticación venía acompañada de una transformación neoténica de los zorros. 

Estos mismos rasgos los podemos encontrar en perros, gatos y casi cualquier animal domesticado, no es extraño entonces que hayamos podido establecer fuertes vínculos con nuestras mascotas, especialmente con los perros, básicamente la evolución encontró un nicho para ellos en la necesidad de protección de la cual dependen nuestros bebés, pero ¿es esta la única razón para que la neotenia sea parte importante de esta relación? Siempre ha sido más fácil sentir simpatía por aquello con lo que nos identificamos y es posible que nuestra facilidad para establecer vínculos con animales con rasgos infantiles también se deba a que, como ellos, nosotros somos animales fuertemente neoténicos.

Dentro del mundo de los primates los humanos maduros  presentan una serie de características más cercanas a las crías que a los adultos especialmente si tomamos como ejemplos los chimpancés. Los seres humanos  tenemos poco bello, rostros planos, somos muchos más parecidos a las crías de chimpancé que sus versiones adultas, de hecho los biólogos han identificado alrededor de 30 características morfológicas que presentan neotenia en humanos con respecto a los demás simios (algo que arroja luces sobre la ruta evolutiva que probablemente tomaron nuestros ancestros).

No solo nuestras características físicas se ven más infantilizadas en comparación con otros primates, la neotenia también está en nuestro comportamiento, maduramos mucho más lento que otras especies he incluso mantenemos conductas de juego durante la edad adulta, algo muy poco común en el mundo animal en general. Observando esta arista, biólogos como Stephen Jay Gould han propuesto que la neotenia  desarrolla un papel importante en la formación de nuestro cerebro y en la aparición de nuestras superiores habilidades de aprendizaje, pero ¿Cómo la neotenia podría explicar estos fenómenos?.

NEOTENIA, NEUROCIENCIA Y BIOLOGÍA MOLECULAR

La principal hipótesis para explicar esto es que en algún momento del proceso evolutivo de nuestros ancestros se comenzó a retrasar su maduración en la corteza cerebral (maduración entendida como los procesos de cambio del volumen del cerebro y establecimiento de las principales conexiones neuronales) en comparación con sus otros primos primates y al menos hasta ahora la evidencia científica parece apuntar en esa dirección.

Ejemplo de esto han sido los estudios que han analizado de forma comparativa el momento de la activación de determinados genes en la corteza cerebral prefrontal de humanos, chimpancés y macacos Rhesus. Los resultados que han arrojado estas investigaciones muestran que el proceso de desarrollo en el cerebro humano esta retrasada debido a que muchos genes se “encienden” de manera posterior a lo que lo hacen los mismos genes en chimpancés y macacos. Esto podría verse reflejado en diferencias en la maduración sexual y cognitiva entre las 2 especies.

Según esta lógica, la maduración retrasada de la materia gris en la corteza prefrontal humana puede extender el período de plasticidad neuronal asociado con el aprendizaje activo, proporcionando así a los humanos tiempo adicional para adquirir conocimientos y habilidades. La primera evidencia de la relación entre neotenia y el aprendizaje en humanos a nivel molecular estaría en el estudio de la microcefalina, que es una proteína que se encuentra en todos los primates, pero con diferencias estructurales entre cada especie incluida la humana, esta proteína parece estar relacionada con el crecimiento del cerebro regulando la activación de otros genes durante el desarrollo del sistema nervioso.

Con base en estos datos el Dr. SU Bing y su equipo  del Instituto de Zoología de Kunming, de la Academia de Ciencias de China crearon  monos transgénicos introduciendo la copia humana del gen de la microcefalina en ellos. Al rastrear el desarrollo del cerebro utilizando tecnología de imágenes cerebrales (MRI), se descubrió que los monos transgénicos mostraban una diferenciación neuronal retardada y una maduración posterior de la red neuronal y en las  pruebas cognitivas demostraron una memoria de trabajo mejorada y un tiempo de reacción más corto en comparación con los controles de tipo salvaje, lo que sugiere que el desarrollo cerebral retrasado de los monos transgénicos es cognitivamente beneficioso, similar al proceso neotenoso en humanos. 

Queda aún mucho por investigar sobre las implicancias de la neotenia en el desarrollo de nuestro cerebro, pero lo que si parece estar claro es que es un fenómeno biológico omnipresente en nuestras vidas  y uno de los pilares en la formación de nuestra conducta, de nuestras relaciones sociales y por supuesto de la relación con nuestras mascotas, después de todo, cada uno de nosotros tiene un niño interior y analizarlo a través de la ciencia es una oportunidad única de comprender nuestros orígenes y nuestro presente.