Objetivo, estrategia y táctica

18 Diciembre 2020

Deberíamos ahora preguntarnos si el momento histórico que atraviesa nuestro país, requiere de esfuerzos unitarios o es el momento de consolidar esfuerzos identitarios. 

Clara Olivares >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Para conseguir un objetivo, no bastan los deseos de ganar, es necesario planificar los pasos cuidadosamente para poder lograrlo, conocer el terreno, conocer al adversario sus fortalezas y debilidades, y reconocer también nuestras propias fuerzas y debilidades.

La comparación resultante entre las fuerzas del adversario y las nuestras es lo que se conoce como correlación de fuerzas, después del análisis podremos constatar si esta es favorable o no a nuestro objetivo.

Usaré como ejemplo el cambio constitucional, según los datos que tenemos la correlación de fuerzas es favorable, un 80% de quienes votaron, estamos porque nuestro país cuente con una nueva constitución. Y entonces surge la necesidad de fijar una estrategia, porque ya sabemos que la correlación de fuerzas nos es favorable, pero ¿qué estrategia será la mejor para conseguir el objetivo final?

Si entendemos la estrategia como la forma en que se planifican, organizan y orientan las diversos acciones y la táctica como las distintas actividades que se ejecutan concretamente para llevar a cabo la estrategia, debemos obligatoriamente establecer que la relación entre el objetivo, la estrategia y la táctica es una relación entre el todo y las partes. 

Siempre hay que tener en cuenta la situación en su conjunto y cada una de sus etapas. El no tener en cuenta continuamente el objetivo final, podría implicar enfocarse en temas accesorios y perder el objetivo.

En nuestro ejemplo en que el objetivo es contar con una nueva constitución que defina un estado garante de derechos, la estrategia debería ser la unidad de las fuerzas que promueven estos cambios, y la táctica, lista de candidatos y candidatas únicas.

Noto con desazón que la favorable correlación de fuerzas se perderá ante la falta de estrategia y nula táctica, donde distintas personas, sectores o grupos consideran que lo importante es su propia representación y no el objetivo final. 

Por otra parte, el adversario que anhela mantener, por ejemplo, un estado subsidiario, con una correlación de fuerzas desfavorable, ha establecido la estrategia de la unidad y la táctica de lista única que le permitirá probablemente y a causa de nuestro sistema electoral obtener probablemente un porcentaje superior al tercio de los constituyentes y alcanzar su objetivo.

Deberíamos ahora preguntarnos si el momento histórico que atraviesa nuestro país, requiere de esfuerzos unitarios o es el momento de consolidar esfuerzos identitarios. 

Creo que el problema podría ser que muchos y muchas quieren el mismo objetivo, pero muchos y muchas quieren conseguirlo desde su espacio, porque el objetivo se transformó, mutó y quizás ahora es más importante estar en la constituyente, que cambiar la constitución, quizás es más importante estar, que asegurarnos de cambiar las condiciones de vida, de cambiar la realidad que, en este país nuestro, sufren día a día hombres, mujeres, niños y niñas, jóvenes y adultos mayores.

La invitación es a no olvidar el objetivo.