Opinión: La importancia de la ecología social como valor de desarrollo

26 Octubre 2014

La proposición que entrega la ecología social como un bien propio de desarrollo, nos lleva a tener que trabajar con un manejo humanista en la forma en como nos relacionamos con el medio ambiente

Andrés Gillmore... >
authenticated user Corresponsal

El como nos relacionamos con la naturaleza es esencial para cualquier país sea este emergente o desarrollado. Los desarrollados entendieron que la variable ambiental define su proyección futura de desarrollo; pero lamentablemente bajo ese presupuesto sus empresas hacen y deshacen en los países emergentes como el nuestro, que se ven avasallados por la falta de financiación para explotar sus propios recursos naturales y optan por entregar esa responsabilidad a las transnacionales. Así creamos el actual circulo vicioso de destrucción de la naturaleza por estos conglomerados económicos, ayudados por intermediarios internos que sacan suculentas ganancias por servir a la causa, dando sustancia para la formación de grupos económicos, que no dudan en entrometerse en la vida política para lograr sus objetivos y manejar la situación.

Una realidad que quedó de manifiesto hace pocas semanas con carácter de escándalo público con el actuar del grupo Penta y de los famosos aportes reservados que reciben los políticos para sus campañas y las ramificaciones con los grupos de poder. Muy especialmente por los industriales pesqueros, que bajo ese supuesto sacaron adelante la Ley de Pesca, que les entrego el mar a siete poderosas familias, quitándoles el mar a los pescadores artesanales, produciendo una hecatombe social para este grupo de trabajadores en todo Chile; y como la mega minería pretende a toda costa con sus influencias construir mega proyectos hidroeléctricos para sustentarse.

Al parecer no hemos entendido los alcances negativos que significan despreocuparse de los temas ambientales, sin la capacidad de darle el valor agregado que corresponde y lo que significa realmente al fundamento ecológico social para el desarrollo sustentable de nuestra sociedad. Lamentablemente los gobiernos y los partidos políticos no han dudado para perpetuarse y financiar sus campañas políticas, hacer alianzas con los diferentes grupos de poder y no le dan la importancia necesaria como un bien de desarrollo al medio ambiente, dejando a la ciudadanía a merced de los malos manejos y como si nada, perdemos el valor intrinseco de lo que significa valorar como corresponde el medio ambiente.

La falta de visión que aun reina por esas oscuras alianzas con los grupos de poder siguen dominando el escenario nacional, ante la inminente posibilidad que se construya el proyecto hidroeléctrico de Alto Maipo, en el cordón cordillerano de la región metropolitana en la cuenca del río Maipo.

De concretarse la intención, seria un desastroso retroceso a pesar de todas las promesas de campaña del gobierno de la Nueva Mayoría, que esta ves no tiene la disculpa de siempre de no contar con mayoría en el Congreso y debe velar por responder a lo prometido de tener una política energética y medio ambiental seria, con sentido común, sobre todo en una región metropolitana saturada por los malos manejos ambientales en todo sentido.

La posible construcción de Alto Maipo tendría nefastas consecuencias para la región metropolitana y todas sus comunidades aledañas. El ejemplo que nos entregaron los proyectos hidroeléctricos pretendidos en Aysén, como HidroAysén y Energía Austral, pusieron sobre la mesa una triste realidad, que los supuestos negativos como siempre quedaron fuera de relación al presentar los respectivos estudios de impactos ambientales (EIA) dejando variables de importancia fuera de propósito y eso a decir verdad no puede seguir ocurriendo, en un país que se dice serio.

En lo referente al proyecto en si mismo de Alto Maipo se destacan las siguientes contraindicaciones que el EIA no presentó como corresponde y que deben evaluarse, si no queremos un descalabro ecológico y social de gran magnitud a futuro. De los más importantes esta la pérdida de los bosques nativos y de los hábitats naturales de la flora y fauna del lugar, por la inundación de los futuros embalses. Animales que hoy están en peligro de extinción, se verían amenazados por la ubicación de las dos centrales proyectadas. Se destruiría la biodiversidad acuática característica de la cuenca del Maipo, modificándose los microclimas que ya se encuentran alterados por el cambio climático que estamos sufriendo a nivel planetario, al extrapolarse los ciclos naturales, alterando profundamente la producción agropecuaria y la proyección natural de los parques nacionales del sector, que sustentan la proyección turística de las comunidades, ante la instalación de las líneas de alta tensión con el gran impacto visual que producirían, deteriorando considerablemente la calidad del paisaje.

El impacto socio-cultural seria de gran relevancia al producirse un considerable aumento de la población al construirse Alto Maipo, que se proyecta por no menos de una década, produciendo un importante impacto social y como si esto fuera poco, no se ha evaluado en el EIA como corresponde, el verdadero impacto en las comunidades, ante la expropiación obligatoria de diversas propiedades, destruyendo el arraigo social y la proyección de vida de muchas familias que han vivido desde siempre en el valle por generaciones y que se verán obligadas a irse.

El Proyecto además contempla desviar un importante caudal de los recursos hídricos que naturalmente escurren por la cuenca del río Maipo y sus diversos afluentes, aguas que serán entubadas por un túnel de más de 70 kilómetros para luego devolverlas sin saberse a ciencia cierta los efectos que provocarían al disminuir considerablemente el caudal de los ríos en los tramos afectados y en las condiciones con que retornarían estas aguas a sus afluentes. La flora y fauna de los valles se verían afectadas ante la disminución de los caudales de los ríos, especialmente en los periodos del año donde el caudal disminuye considerablemente por razones climáticas.  

Pero a pesar de la inherente necesidad de relacionarnos adecuadamente con el medio ambiente y tener una gran literatura disponible y casos emblemáticos al respecto con ejemplos de los malos manejos en otras regiones, invariablemente la variable ambiental termina por no considerarse como un valor de desarrollo en sí mismo y se omite por objetivos que no son coincidentes con las necesidades reales.

La proposición que entrega la ecología social como un bien propio de desarrollo, nos lleva a tener que trabajar con un manejo humanista en la forma en como nos relacionamos con el medio ambiente y proyectamos procesos de desarrollo, con planteamientos estratégicos que actúen con respeto por la naturaleza y por las comunidades que son parte de los territorios pretendidos.

Si de verdad queremos proyectar un modelo de desarrollo serio, sustentable y consecuente, debemos como primer paso tener la capacidad de hacer estudios de impactos ambientales serios y profesionales que nos permitan tener una clara proyección de los verdaderos impactos y las posibles soluciones.

La ecología social asume bajo toda condición, que la defensa de la naturaleza es un medio y no un fin para lograr una proyección económica sustentable y con un claro sentido común, que poco y nada tiene que ver con lo que se reconoce como Ecología de Profundidad (de profundis) con que suele confundirse esta forma de analizar y ver la ecología moderna, que pone al hombre al servicio de la naturaleza. La ecología social es precisamente todo lo contrario, promueve intervenciones que no sean destructivas para la vida humana y crean armonía entre los asentamientos humanos y la naturaleza.

La ecología social es entender que los desajustes actuales son producidos por intensos desajustes sociales, proyectados por modelos de desarrollo faltos de sustentabilidad, ante la pérdida total de la perspectiva social a la hora de evaluar y proyectar estrategias de desarrollo; sin entender que la naturaleza y los recursos naturales son un bien finito y que el ser humano depende ellos para su sobrevivencia.