Preparando un buen carnet de jubilado

25 Enero 2023
En Chile, “el carnet de jubilado” se está haciendo cada vez más común porque el país envejece a pasos agigantados.
Hogar de Cristo >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Aliado
Foto: Unsplash

Por Carlos Daniel Ramirez Muñoz, jefe de operación territorial social de la región Tarapacá


Joan Manuel Serrat, en una de sus muchas notables canciones, hace notar que la vejez no es preocupación exclusiva de los mayores: es la realidad de todos, porque, como dice esa letra: “Todos llevamos un viejo encima”. Desde guaguas, desde que nacemos, cargamos con ese inevitable destino. Y por eso la pre-visión (no sólo la que tiene que ver con los fondos de pensiones) es tan importante. Anticiparse a lo que vendrá en tan crucial para que ese futuro no resulte sólo en tristeza, precariedad y abandono. 

Serrat se retiró con 80 años cumplidos hace un mes de los escenarios. Lo hizo con un multitudinario recital en Barcelona, capital de Cataluña, su tierra. Ahí volvió a decir-cantar esa estrofa elocuente: “Si, después de darlo todo -en justa correspondencia-, todo estuviese pagado y el carné de jubilado abriese todas las puertas, quizá llegar a viejo sería más llevadero, más confortable, más duradero”. 

En Chile, “el carnet de jubilado” se está haciendo cada vez más común. 

El país envejece a pasos agigantados. El aumento de la expectativa de vida –que es de 81.8 años para las mujeres y de 76.7 para los hombres, números de país desarrollado–, el descenso en la tasa de mortalidad y la baja del índice de fecundidad –cada mujer en Chile trae en promedio 1,6 hijos al mundo; es decir, no alcanzan a reemplazar a la pareja que los gestó–, permiten proyectar que en 2050 las personas mayores serán el 32,1% de la población. 

Por eso es tan importante prever qué pasará con todos nosotros en esa etapa. 

La evidencia internacional y nacional, la mortandad que vimos en la pandemia en residencias para adultos mayores de países como España e Italia y el costo de los programas residenciales, demuestran que “los hogares de ancianos” deberían ser la última alternativa. 

Lo más recomendable es que las personas permanezcan lo más que se pueda activas, en su propio ambiente, integradas a la comunidad, relacionándose con sus pares y aportando, incluso cuando están en situación de dependencia. Para ello es clave apoyar a sus familias, específicamente a sus cuidadores. 

Por eso, la opción del Hogar de Cristo es ampliar y robustecer los Programas de Atención Domiciliaria para Personas Mayores. Los PADAM que ofrecen soporte material, afectivo, psicosocial, tanto a la persona cuidada como al que la cuida. 

Muchas veces coincide que ambas son de edad avanzada: la hija de más de 60 que cuida a su madre o padre de 80; la madre de 70 que tiene a su cargo a un hijo de más de 50 con discapacidad mental y en estado de postración; la nieta que tiene a su abuelo en casa… Los ejemplos son femeninos porque por una cuestión cultural la mayoría de los cuidadores de personas postradas son mujeres y porque las mujeres viven más.  

En la región de Tarapacá, por ejemplo, contamos con un PADAM que atiende a 30 adultos mayores de la población Jorge Inostroza de Iquique. Y esperamos con la cooperación pública – privada poder llegar a más familias que necesiten apoyo. Trabajar por una mejor vejez para los adultos mayores es trabajar por uno mismo; esa es la verdadera pre-visión.