Transparencia Activa una buena la idea, pero su implementación...

Hace ya varios años que contamos con un marco jurídico y normativo de acceso a la información pública, y tal como nuestro país hay muchos otros en la región que cuentan con una norma asociada a transparencia, muchas de las cuales tienen en su origen en los desarrollado hace ya una década por México.

La mayoría de estos marcos jurídico establecen dos tipos de transparencia, activa y pasiva, para lo cual me voy a basar en las definiciones adoptadas por el Consejo para la Transparencia de Chile.

• Transparencia Pasiva: Procedimiento administrativo de acceso a la información, esto es, una sucesión de actos trámite vinculados entre sí, a través de los cuales una persona, en ejercicio del derecho de acceso a la información, requiere a un órgano de la Administración del Estado, la entrega de información que obre en su poder y que concluye con una decisión formal de éste (ver mas en - instrucción general N°10)

• Transparencia Activa: no se cuenta con una definición formal, sino más bien se hace referencia a sus contenidos.  Los órganos de la Administración del Estado deberán mantener a disposición permanente del público en su sitio web la siguiente información, desagregada en las categorías independientes que se indican …” (ver más en  instrucción general N°4)

En nuestro país como en otros de la región, la forma de enfrentar el tema de la transparencia activa, ha sido en base al uso de ciertos estándares de publicación en los sitios web de los servicios públicos, tal es caso del botón gobierno transparente del Gobierno de Chile, el que se empezó a implementar desde el año 2008, definiendo un espacio común para el despliegue de información de cada servicio público, para ello se definió el espacio Gobierno Transparente el cual tiene una estructura común en contenido y formato, para todo el gobierno central.

El problema al día de hoy con la implementación de dicha norma, y que lo pude analizar con mayor profundidad a raíz de una conversación con el equipo directivo del Consejo para la Transparencia hace unos días atrás, es los bajos niveles de usabilidad y efectividad que tiene. 

PARA LEER LA COLUMNA COMPLETA EN EL BLOG DE ALEJANDOR BARROS. Pincha acá.