Canastas de amor por y para Coquimbo: La solidaridad en tiempos de pandemia

11 Junio 2020

En la actual crisis social, económica y sanitaria por el Coronavirus, las campañas solidarias, en su mayoría, están floreciendo desde la comunidad, desde el barrio, demostrando que, sin tantas cámaras, luces, ni productores de TV, se puede ayudar y elevar la moral de la persona que sufre.

René Álvarez Ur... >
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Cuando el país atraviesa momentos difíciles, como son los temporales, terremotos o tsunamis, suelen aparecer campañas solidarias que concentran la atención de todos. Por lo general son encabezadas por rostros televisivos que usan todos los recursos que tienen a mano para convertir el sufrimiento en una oportunidad que, junto con llevar recursos a una zona determinada, logran que marcas y empresas brillen por su “generosa” capacidad de reacción.

Lo de ahora es diferente. Lo que estamos viviendo a raíz del Coronavirus puso sobre la mesa un escenario distinto de solidaridad que existe desde siempre y que por lo general no es cubierto por la prensa. Es la ayuda entre pares, esa que no es caridad, sino que es ponerse en los zapatos del otro, conociendo su realidad y compartiendo lo poco que se tiene porque se comprende que es mejor que todos tengan algo a que unos pocos tengan mucho.

Son acciones que buscan llenar la barriga, el espíritu y el corazón, son las que no avergüenzan ni al que da ni al que se beneficia. Son las que dejan abierta la puerta para devolver la mano en el momento que se pueda, las que aún en crisis permiten generar una cadena de favores, donde pones a disposición tus talentos para ir en beneficio de otros y por qué no, recibir de un tercero algo que necesitas sin tener que metalizar la acción.

CANASTAS DE AMOR

Nacen así iniciativas desde la siempre golpeada clase media, que muchas veces sin medir riesgos, sale a entregar lo poco que tiene. Destacan en este ámbito campañas como la de la Corporación Cofradía Coquimbo que prepara cajas solidarias enfocadas preferentemente en los hinchas de Coquimbo Unido que sufren como cuando el equipo de sus amores no puede hacer ese ansiado gol. Son cajas pensadas en ellos, que junto con ayudar a llenar la despensa buscan emocionar, sacar una sonrisa, elevar la moral y hacerlos participe de una gran familia que vive bajo un mismo cielo aurinegro. Esas canastas, junto con alimentos y útiles de aseo, llevan una bandera del club, mascarillas del Barbón, cuadernillo para colorear y un libro sobre Coquimbo.

Y así como este grupo de hinchas piratas, son cientos las personas que están aportando su grano de arena en forma noble y desinteresada, con esa vocación de servicio que sale desde el alma y que viene desde la herencia familiar. Son cientos los que, debiendo estar en casa, están en las calles entregando un plato de comida caliente, ropa, prestando un servicio gratuito, repartiendo lo poco que tienen, porque entienden que esto superó cualquier límite y que la forma de derrotar la crisis social está en la colaboración, en que todos juntos somos más importantes que cada uno en forma individual.

Por lo que lo invito, amigo lector, a que haga el esfuerzo y apoye a su vecino que sufre o simplemente contacte a quien está trabajando para ir en ayuda de él. Casi todos lo hacen a través de la autogestión, con sus propios recursos, los que muchas veces son insuficientes y necesitan que sean otros pares los que digan presente y se sumen de corazón a esa campaña que quiere llevar alegría y dignidad a quienes por distintas razones no pueden sonreír.