El reportaje trata de como los observadores de D.D.H.H (cascos azules) se han transformado en testigos de los excesos policiales durante las protestas realizadas por el movimiento estudiantil.
Pascale Bonnefoy realizó el reportaje, y el destacado fotógrafo chileno, Tomás Munita tomó las fotografías, en el artículo que se relata el papel que están cumpliendo los "cascos azules" en las manifestaciones estudiantiles en Chile.
En el reportaje se narra como los observadores de DDHH han tomado un papel relevante en las manifestaciones. “Se sienten más protegidos si estamos allí, a pesar de que entienden que hay límites en lo que podemos hacer”, expresa Germán Chau, uno de los Observadores de DDHH más adultos.
Además se cuenta el testimonio de la Marta Cisterna, vocera de los observadores, que denuncia como carabineros ha ejercido violentamente su poder contra los estudiantes. "Estamos hablando de tortura: se reportó que fueron forzados a meter su cabeza en tazas de baño, apuntaron sus cabezas con armas, siendo golpeados hasta quedar inconsciente, y un oficial de policía les bajó los pantalones para mostrar sus genitales. Estos estudiantes fueron secuestrados en la práctica, detenidos en un autobús de la policía durante un máximo de ocho horas, y la policía no reconoció su detención. Fue entonces cuando tuvimos que aprender a usar Twitter, para mantener la evidencia de la hora exacta de la detención", acusa Cisternas.
El reportaje aborda sobre el papel que cumplen estos observadores, los cuales no están para interferir en los hechos, pero sí para registrar y hacer ver a carabineros cuando están excediéndose en sus funciones. Además se retrata la acción de otros grupos de observadores, que asesoran legalmente a los detenidos, cuando ven vulnerados sus derechos.
En este sentido se acusa a Carabineros de virtualmente secuestrar a personas, manteniéndolas por horas arriba de buses policiales, sin tomar procedimiento de sus detenciones hasta horas después. Lo importante del trabajo de estos observadores es registrar evidencia de estos abusos, los cuales pueden ser usados judicialmente. Además se van enviando a diversas organizaciones de derechos humanos en el mundo, así como también al alto comisionado de derechos humanos de la naciones unidas.
Entre otros testimonios, está el del abogado voluntario de los Observadores de los Derechos Humanos, Luis Parra de 56 años, quién señala que los estudiantes valoran que estén presentes en las marchas. "Es muy gratificante (…) Los niños aprecian nuestro trabajo porque nadie más lo está haciendo".
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[10] http://www.nytimes.com/2012/08/27/world/americas/helmeted-volunteers-monitor-student-protests-in-chile.html?_r=2&pagewanted=all