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Sobre las concesiones eléctricas se han dicho varias cosas. Una de ellas es que se trata de un proyecto que favorece a las grandes empresas, pero son precisamente éstas las que pueden esperar indefinidamente la realización de los proyectos. Los pequeños, en tanto, no lo pueden hacer porque supone  un costo gigantesco.

Con la iniciativa expuesta se abrevian los plazos para saber si se puede proceder o no con el emprendimiento. Ese es el sentido más directo.

También se ha cuestionado el costo de la energía, pero esto lo relaciono con la situación de Temuco. ¿Por qué Temuco tiene contaminación?: Porque es más fácil quemar leña verde, que está a la mano, en lugar de recurrir a la estufa. Es así de simple y el costo lo paga los pulmones de los menores de la localidad.

A mi juicio, todos los gargarismos que se hacen en favor de los pobres es pura música celestial, porque resulta ser que la vida humana tiene una base económica. No sacamos nada con desconocer ese factor.

Ahora, si alguien puede justificar el otorgamiento de 140 permisos de construcción de plantas termoeléctricas durante el gobierno anterior, y al mismo tiempo hablar de los niños y de los derechos ancestrales, de la pureza de las aguas, de Aysén y otras cosas de esa dimensión, francamente me resulta difícil hermanar esas dos líneas de argumentación.

El desaliento de la construcción de plantas hidroeléctricas es muy grave, porque precisamente el agua es uno de los recursos renovables más previsibles, sobre todo en Aysén. ¿Cuál es la ventaja de HidroAysén?:  Que tiene ríos de caudales previsibles, que no están sujetos a las situaciones de las nieves, del mismo modo que otros ríos de la zona central.

Hoy en día en Chile se está quemando petróleo para la generación de electricidad por 3.500 millones de dólares. Es decir, en 10 años se financian 4 reformas educacionales. Entonces,  tenemos que mantener una cierta lógica nacional en el raciocinio. 

Además, está el tema de tribunales. La fianza de resultados es una institución antigua en el Derecho, y normalmente se le impone al que inicia una acción, precisamente para desalentar acciones frívolas que pueden dañar a terceros. Porque hay personas que van a los tribunales simplemente porque así se hacen famosas, o porque se entretienen, o alguno porque tiene un pacto de igualdad, que le permite cobrar según los resultados.

En definitiva, en este caso se está alterando la institución de la garantía de resultado. ¿Por qué? Porque el resultado lo está teniendo que garantizar el demandado, el sujeto pasivo de la acción, es decir, altera el orden normal de la garantía, que normalmente se llama de “resultas”.

Por lo tanto, creo que aquí se está creando una suerte de incentivo para demandar. Pongan atención en aquellos que están a favor de que todo sea cuestionable, aún cuando estos proyectos hayan pasado por todas las aprobaciones habidas y por haber, previamente.

También se ha dicho hasta la saciedad que la institucionalidad medioambiental ha sido debilitada por ciertas decisiones. Pues, no sigamos debilitándola porque de otro modo vamos a terminar venciendo al Congo en esta competencia que tenemos.

En las acciones llamadas “populares”, de denuncia de obra nueva, sea en propiedad privada o pública, suele haber un incentivo para el denunciante; en este caso se está duplicando el incentivo para el denunciante.

¿Y qué se le dice al denunciante? “Denuncie, obtenga la orden del tribunal, y luego se le obligará al sujeto pasivo de la acción a garantizar que si pierde la acción va a tener que indemnizar al demandante”. Es todo lo contrario de lo que la institución viene haciendo desde hace unos 2 mil años, porque creo que eso se remonta al siglo I de la Era Cristiana.

En buenas cuentas, creo que hay que pedir un poco de mayor serenidad, menos ideología y más lectura al debatir este tema. No nos asilemos en las aguas del río Baker para salir de todos los aprietos.