Y es que, con estos tiempos modernos donde todo va rápido y cada vez parecemos menos dueños de nuestro tiempo y nuestras vidas que “el suicidio es el último acto de una persona libre” como dijo el filósofo Lucio Séneca.
Hace unos días entre navidad y año nuevo conversaba con dos personas, una mujer de unos 45 años y un hombre de unos 50, y me decían que tener una relación con una tarjeta de crédito de casa comercial era muy similar a un noviazgo “tóxico”, al inicio funcionan bien, te hacen sentir importante, único, como si de su lado pudieras tocar el cielo… Pero, cuando tienes una deuda, te hacen la guerra, despiadadamente comienzan a llamarte, múltiples veces al día durante todos los días, de diferentes números telefónicos.
Te piden que entregues una fecha de pago, pero si no es de su agrado comienzan a increparte diciendo “es tu deber pagar” “debes pagar antes” “esta deuda la adquirió usted” y estamos claros, al adquirir una tarjeta de crédito firmamos un documento en el que se adquieren deberes, pero también, derechos.
Y, aquí entra mi pregunta que da vida a esta columna, ¿no estamos acaso en una situación limíte a nivel mundial, donde la supervivencia es el gran triunfo diario? - para la mayoría-.
En esa línea, no debería existir cierta humanización en las multimillonarias firmas que entregan tarjetas de créditos o créditos de consumo para comprender que hoy por hoy, muchos no tienen para llegar a fin de mes o parar la olla diariamente. Y, no por no querer, sino porque se encuentran con familiares enfermos por covid o se agravaron otras enfermedades por falta de atención a tiempo producto del mismo virus, sin trabajo fruto de la pandemia o lisa y llanamente en quiebra, siendo su estabilidad económica – y emocional- un daño colateral de esta crisis sanitaria del que pocos se preocupan.
Actualmente, la discusión no está en si me mandan a Dicom o sí me cierran cierta tarjeta de crédito, se trata del compromiso humanitario y social que tienen estas casas comerciales con/para las personas, y dejemos el cliché del “cliente” no estamos tratando con clientes que se atienden bien solo cuando compran y gastan el dinero, no son un número más, estamos hablando de personas. Adultos mayores, padres, madres, jóvenes estudiantes o emprendedores que a diario luchan por perseguir sus sueños, sueños que se han visto directamente afectados y congelados –en muchos casos-, por la pandemia.
Comprendemos que la economía es circular, y que si no hay pago de las tarjetas y créditos esta deja de movilizarse y gran escala podría ser perjudicial para el país, pero, entraremos de nuevo en la discusión ¿o como o muero?, en el intento
Según informó el Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC) en su página web, solo durante el año recién pasado, 2020, el Servicio recibió más de 9 mil reclamos relacionados con cobranzas extrajudiciales. Y no es de sorprender que el mercado más reclamado sea, justamente, el financiero, principalmente las empresas de tarjetas de multitiendas y los bancos.
Y es que, como dijo el sociólogo Francés, Émile Durkheim "La apoteosis del bienestar que los ha santificado los ha puesto por encima de toda ley humana” y es que, como venía afirmando, también lo asevera el SERNAC, pues es la “Conductas abusivas en la cobranza extrajudicial” es uno de los principales reclamos de los consumidores.
Actualmente, hay un sentimiento de desprotección masificado y de inestabilidad que se incrementa en un país que no solo se vio afectado por una crisis sanitaria, sino que también por una crisis social, el Ministro París, el 19 de septiembre del año pasado explicó que “en Chile se suicidan más hombres que mujeres, y la edad promedio es entre 40 a 45 años. Sin embargo, desgraciadamente, la cantidad mayor de suicidad en Chile, la mayor tasa, está en los 65 años” afirmó la autoridad máxima de salud.
¿Coincidencia? Que sean justamente las edades (40-45) donde la sociedad exige estés realizado y seas exitoso, que por años se haya creído y sostenido a ciegas que es el hombre quien tiene el deber de mantener el hogar, mismo grupo donde se vio incrementado el suicidio.
Y nuestros adultos mayores donde son sabidas las pensiones y lo poco que estas ayudan a mantener su statuo quo, su estabilidad financiera y, por ende, mental.
Son 2 edades en las que la economía juega una mala pasada, donde el dinero es sinónimo de éxito y donde se acude a quien parece te tiende una mano en esos momentos difíciles: las tarjetas de créditos.
Para luego, estas mismas sean quienes se preocupen de diariamente hostigar y acosar despiadada e humanamente cuando te atrasas en pagar una cuota.
Pongamos ojo aquí que, en Chile el suicidio es la segunda causa no natural de muerte y según estadísticas a nivel mundial, nuestro país se sitúa en segundo lugar entre las naciones de la OCDE, después de Corea del Sur.
Y es que, con estos tiempos modernos donde todo va rápido y cada vez parecemos menos dueños de nuestro tiempo y nuestras vidas que “el suicidio es el último acto de una persona libre” como dijo el filósofo Lucio Séneca.
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