luz_en_berlin_2.jpeg [7]

Hace muchos años escribí un breve ensayo en que comparaba la filosofía con el periodismo. Una es lenta, densa, difícil de entender, etc. El otro, rápido, superficial y de fácil comprensión. Asumía en ese texto que el periodismo -para la gran masa- se centraba principalmente en las noticias y no en reportajes o en la investigación que sí suelen ser más profundos.

Recordé esa tarea para un postítulo cursado a inicios de los ’90 cuando leía, hace poco, la novela de Patricia Cerda titulada “Luz en Berlín” (Planeta 2019). Y me acordé de aquello porque en esta obra de la autora chilena, el personaje central es una estudiante de Filosofía que cursa un posgrado en Alemania.

Luz Vidal, la protagonista, se encuentra en Berlín, en plena coyuntura de la caída del Muro, en 1989, y por coincidencias de su vida se transforma en corresponsal para una radio nacional. Desde allá, a pocos metros del Muro, y entrando y saliendo de la República Democrática Alemana en vías de extinción, junto a otros corresponsales extranjeros, informa para los radioescuchas de Chile.

Patricia nos sitúa ahora en una Europa de un pasado reciente en términos de años, pero que pareciera tan lejano desde una mirada política. Del Muro y su estructura física no quedan sino algunos vestigios, pero de la gente que vivió esa realidad muchos están vivos y lo seguirán estando por décadas, con los recuerdos -más malos que buenos- de esa época.

Con el relato de Luz, una mujer inteligente y atrevida, se nos permite vivir algo de ese oscurantismo. Desde el lado occidental, ella aprende alemán, cursa su doctorado, se enamora y desenamora, y vive este momento histórico en el lugar y momento precisos. Lo vive, lo observa, lo analiza e informa.

En esta novela hay mucho de filosofía y eso la hace doblemente interesante. No solo por las experiencias de Luz como corresponsal de radio, sino también por sus diálogos con sus profesores, con sus lecturas y sus avances para su Tesis doctoral cuyo tema era “El humanismo en el pensamiento de Bolívar y Martí”. Luz se va a Europa, pero no se olvida de sus orígenes.

Los nombres de figuras ilustres y hasta ahora perennes como Platón, Aristóteles, Schopenhauer, Kant, se van mezclando en Luz en Berlín, con otros vocablos que llevan a esos años como Politburó, Stasi, Honecker, Gorbatschov, RDA, RFA y tantos más que ya se han olvidado.

Leyendo a Patricia es imposible no recordar dos grandes filmes que retratan también esa parte de la historia reciente de Alemania: “Good bye Lenin!” del 2003, dirigida por Wolfgang Becker. Pueden ver una sinopsis aquí: https://www.youtube.com/watch?v=dGpqzCw8uR0&ab_channel=CineXcusas [8] y la estremecedora “La vida de los otros”, de 2006 dirigida por Florian Henckel von Donnersmarck. He aquí un avance: https://www.youtube.com/watch?v=58w0uPmamh0&ab_channel=CineXcusas [9]

Entre la filosofía estudiada para un Doctorado y el periodismo practicado como reportera, al final uno -simple lector- se queda con Luz, esta penquista que va hasta el “viejo” continente en busca de conocimiento y sabiduría y nos lleva de la mano por esas historias donde abundan el miedo, el misterio, el espionaje y, en contraste, también se vive el amor, la solidaridad, la pasión.

Galeria Imagenes: 

luz_en_berlin_2.jpeg [10]