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Los circos en Chile y el mundo se han tenido que preparar para una nueva función: sobrevivir a la crisis sanitaria, que trajo el COVID-19. Son cerca de 2.000 artistas en nuestro país que han quedado sin presentarse en los circos, que tanta alegría entregan a las familias y así enfrentan la peor pandemia, la económica.

Desde marzo del año 2020 se han cancelado eventos, podemos observar carpas vacías y autos que recorren nuestras calles ofreciendo lo mejor de las confiterías. Este es uno de los cambios y decisiones que tomaron los circos para poder llevar el pan a la mesa, si bien las presentaciones online es una de las maneras de seguir subsistiendo, no es para nada rentable y lo que más extrañan, es el aplauso del querido público.

 El cierre obligatorio de espacios culturales ha causado un impacto tanto para los artistas como para el público, pero ¿alguien se ha beneficiado con esta situación?, aunque no lo crean muchos niños y jóvenes han aprovechado el confinamiento para aprender nuevas técnicas y habilidades circenses, impartidas por artistas y profesores de artes circenses que no han podido realizar sus prácticas presenciales teniendo que adaptar su manera de enseñar mediante plataformas digitales y a la vez globalizando sus talleres, ya que pueden llegar a cualquier parte del mundo.

Quiero destacar al circo La Cuarta Estación, que ha continuado con sus labores a puertas cerradas en su galpón, ubicado en la ex estación de trenes de Coquimbo. Desde allí y con todas las medidas de bioseguridad cumplen con los programas y presentaciones a través de una modalidad virtual y gratuita, además realizan talleres online de niveles: básico, intermedio y avanzado, tal como lo hacían de manera presencial, con el fin de acercar el arte circense a toda la comunidad.